12 de Noviembre natalicio de Sor Juana

Evocación a Sor Juana en su cumpleaños

Sor Juana y Quevedo...todo se puede decir

Las palabras eran perlas con las que podría hacer collares, ladrillos con los que construiría castillos, lodo con el que fabricaría personas...

Sor Juana precursora de la nueva mujer I

La palabra de sor Juana se edifica frente a una prohibición…Su decir nos lleva a lo que no se puede decir...

Sor Juana precursora de la nueva mujer II

Curiosa irredenta, estudiosa del mundo que le tocó vivir, poeta, mujer misterio, fiel a su vocación

Mujeres inconvenientes, sin centavear

Su producción literaria se caracteriza por su sinceridad y fuerza, que alcanzan tonos desconocidos de sus contemporáneos

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3 de enero de 2015

La Jornada: Dos retratos de Sor Juana

Teresa del Conde
H
oy día podemos examinar sin trámite alguno en el Palacio de Bellas Artes (segundo piso) el retrato de Sor Juana, por Juan de Miranda, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, Rectoría) y contrastarlo con el de Miguel Cabrera, que es posterior.
La leyenda que ostenta el retrato de Juan de Miranda, llamado copia (es decir copia de la modelo según esa leyenda) termina con requiem, por tanto, un retrato póstumo y debido al uso moderno de la palabra copia no queda claro si es réplica basada en un supuesto autorretrato de ella, en cuyo caso a sus innumerales dotes hubiera añadido pericia pictórica.
Hay otro retrato, que está en el Museo de Filadelfia, que no se ha exhibido en México. Según los especialistas, tampoco éste es de mano de Sor Juana.
Uno más, perdido, fue litografiado por Lucas de Valdés, pero tampoco se sabe si el original fue realizado por Sor Juana. Octavio Paz fue un consumado ensayista, además de un lector insaciable, pero no fue propiamente hablando un investigador que persiguiera con tenacidad obsesiva un tema en lo particular. El más reciente ensayo sobre los retratos, gracias a la pluma de José Pascual Buxó, puede acarrear mayores luces.
Yo supondría que Paz sí vio el retrato de Sor Juana por Juan de Miranda, no con demasiada atención o bien lo hizo de manera apresurada. En su libro Sor Juana y las trampas de la fe se entretuvo demasiado en una larga diatriba que entabló con nuestro venerado Francisco de la Maza.
Hay más retratos que se han perdido o que no han sido localizados, alguno o algunos fueron regalados por Sor Juana a la virreina María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, condesa de Paredes, y la constancia que existe la proporciona ella misma.
La confusión sobre sus posibles prácticas pictóricas en buena parte se debe a que en su caso la palabra copiase usaba tanto en el sentido actual de imitación (reproducción de otra pintura), como de retrato (copia del modelo de carne y hueso).
Dada la enjundia de la modelo, el retrato que pertenece a la UNAM llega a tener carácter de reliquia, pero desde mi punto de vista como pintura retratística sea novohispana o de cualquier latitud en el siglo XVII, no es excelente.
Todos los retratos de Sor Juana derivan de una fuente común y por lo menos estamos ciertos de que el rostro se corresponde con el de la poeta, ya sea que el de Miranda sea o no copia del de Filadelfia, de otro que se ha perdido o de alguna obra desconocida para la que Sor Juana sí posó directamente.
El rostro plasmado tanto por De Miranda, como Cabrera, no es un esquema ni una idealización, parece realmente fidedigno a partir de una fisonomía posada, pues todas las fisonomías conocidas coinciden.
El de Miranda es muy plano y la figura de la monja, desde el aspecto visual común, parece apeada en una especie de pedestal que mediría aproximadamente más de un metro de altura.
Ese pedestal corresponde no sólo a la amplitud de un miriñaque, sino a un cono truncado sobre el que está parada la modelo, cuya cabeza cabe más de nueve veces en relación con la altura de la figura. No es necesario hacer la medición, basta ver la longitud desde la cintura hasta el borde azulado en que termina el hábito. La cosa es que tal alargamiento no es una derivación manierista, como sucede con las figuras del Parmigianino, sino un medio de conferir etiqueta. Aparte la inclinación del libro al que apunta su dedo índice está invertido, eso se debe a que el libro debe someterse al texto que contiene, o sea el soneto de la esperanza “verde embeleso de la vida humana…” Estos son detalles interesantes de observar en dicha pintura, sin menoscabo de su disfrute, sino al contrario.
El retrato de Cabrera, proveniente del Museo Nacional de Historia, es mayormente pictoricista y, aunque de carácter oficial, es de mejor pincel, baste detectar la configuración de las manos. Igual ignoro si Octavio Paz lo vio o no, porque él anota que “los ojos no nos miran…” y es contundente no sólo que hacen contacto de ojo con el espectador, sino que siguen la propia vista, el iris mirándonos un poco de reojo, como sucede con la fisonomía realizada por Miranda.
Los ojos del pincel de Cabrera son ligeramente exoftálmicos (párpados marcados, globo ocular pronunciado hacia afuera). Actualmente uno puede dialogar con estos dos homenajes, y como anota Octavio Paz, visualmente al menos, nos queda idea fija de semblanza y empaque. En el cuadro de Cabrera ella está sentada, pero si imaginariamente la paramos, resultaría casi una giganta, cosa que puede deberse a los siguientes factores: a) es una deferencia hacia al cuadro de Juan de Miranda, b) obedece a la misma licencia poética que la etiqueta determina, c) es resultado de impericia proporcional anatómica. En la misma sala de exhibición hay dos castas de Cabrera que son excelentes muestras de su quehacer pictórico. Eso me lleva a plantearme una pregunta: ¿su retrato de Sor Juana pudiera ser obra de taller que él retocó?

Fecha: Martes 9 de diciembre de 2014 
Fuente:

25 de agosto de 2013

Sor Juana se fue del mundo, el mundo siguió con ella


  • Elvridge-Thomas analizó junto con Cecilia López Ridaura la obra de la Décima Musa

    • Sor Juana pudo no sólo escribir, sino desarrollar su talento, que en cualquier otra condición hubiera sido más difícil
    CIUDAD DE MÉXICO (23/MAY/2013).- Sor Juana Inés de la Cruz se alejó del mundo para poder dar rienda suelta a su inquietud intelectual, sin embargo, el mundo nunca la abandonó, pues al convento de San Jerónimo, donde ella se enclaustró por gusto, entraba gente y las noticias fluían, señaló Roxana Elvridge-Thomas.
    Al participar anoche en la sesión "Una habitación propia: Sor Juana, presa de conciencia", dedicada a analizar aspectos en la obra y pensamiento de Sor Juana Inés de la Cruz, la dramaturga Elvridge-Thomas sostuvo que "ella entró por su propio pie al convento de San Jerónimo para hacer el grueso de su obra".

    En la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, la también investigadora se refirió en el sentido de que Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida con el paso del tiempo como Sor Juana Inés de la Cruz, tenía, como mujer del Siglo XVII únicamente dos opciones para hacer su propia vida:


    La primera, dijo, casarse, muy probablemente con algún patán de la época, y nada más dedicarse a lo que las mujeres de entonces se dedicaban. Es decir, a las labores propias del hogar, y a tener, educar y atender a muchos hijos, los cuales seguramente con los años le sacarían canas verdes y la enfermarían.


    La segunda, explicó enseguida la experta en el tema, entrar a un convento y hacer lo que le gustaba: Escribir. "Primero entró al convento que hoy es el centro de cultura Ex Teresa Arte Actual, cerca de la Catedral. Ahí enfermó y las monjas la regresaron a las autoridades que la habían recomendado".

    Una vez recuperada su salud, abonó a sus declaraciones, "se fue a refugiar al Convento de San Jerónimo, donde con su dinero acondicionó su celda para vivir tranquila y cómoda". Cada monja jerónima, según sus recursos, hacía su celda-casita linda, por eso Virginia Woolf escribió la obra "Una habitación propia", se dijo luego.

    Este ciclo retomó esta noche una de las obras más importantes en lengua hispana a partir de un diálogo con el ensayo "Una habitación propia" de la escritora británica Virginia Woolf, donde reflexiona en torno a las dificultades y necesidades históricas que han tenido las mujeres para acercarse a la escritura.

    Para Sor Juana, el hecho de vivir en un convento proporcionó esa habitación propia de la que habla Woolf en su ensayo, pues esto le permitió no sólo escribir, sino desarrollar su talento, que en cualquier otra condición hubiera sido más difícil debido a la época en la que vivió, destacó por su parte Cecilia López Ridaura.
    Escritora, López Ridaura añadió: "Sor Juana es una gran figura del barroco hispánico. Si bien es difícil inscribirla en el sentido del feminismo porque ese concepto no tiene que ver con su época, y puesto que sigue siendo una mujer de su época, fue más bien una mujer con capacidades extraordinarias".
    A López Ridaura le interesó hoy hablar acerca de "La carta Atenagórica", documento que Sor Juana Inés de la Cruz escribió como una réplica al sermón del padre jesuita portugués Antonio Vieira (1608-1697), en la que reflexiona acerca de la mayor expresión de amor de Cristo al momento justo de morir.
    "Esta misiva suscitó opiniones encontradas en algunas personas que no estaban de acuerdo con Sor Juana, como por ejemplo Sor Filotea de la Cruz (seudónimo del obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz), de quien se defendió con argumentos sólidos su derecho a escribir acerca de temas teológicos", concluyó.

    Fuentehttp://www.cronica.com.mx/notas/2013/755375.html

    20 de abril de 2013

    Sólo para sorjuanistas


    Sólo para sorjuanistas

    Linda Egan

     
    Sara Poot Herrera,
    Los guardaditos de Sor Juana,
    UNAM, Textos de Difusión Cultural,
    México, 1999.

    En Los guardaditos de Sor Juana, Sara Poot Herrera indaga en novedosas investigaciones acerca de la más destacada figura del México colonial. Su libro reúne trece ensayos en torno a una serie de cartas y ensayos que la investigadora caracteriza como "guardaditos" o escritos que la monja barroca no soltó para la circulación pública. Estas cartas y poesías, algunas todavía no atribuibles incontestablemente a Sor Juana, no salieron en las diversas ediciones de su obra que se hicieron antes y poco después de la muerte de la monja. En el caso de Los guardaditos de la profesora Poot Herrera, los textos individualmente representan capítulos de un drama sociopolítico y literario que, al publicarse en su mayoría entre 1995 y 1999, contribuyeron al desarrollo de tópicos críticos que iban surgiendo alrededor de nuevos hallazgos en el campo sorjuanino. El conjunto de estos artículos, ahora en forma de libro, deja ver con mayor claridad aún y una perspectiva global, la red de relaciones entre documentos y personajes que la investigadora destaca. Poot Herrera nos permite entrever causas y efectos que antes parecían más enigmáticos.
    En primera instancia estos ensayos enumeran, describen, fechan y, con abundancia y precisión filológicas, glosan cinco descubrimientos que ahora amplían la obra de Sor Juana y los estudios sobre ella: un soneto desconocido hasta 1964; unos Enigmas escritos para monjas en Portugal, publicados en 1968; la llamada Carta de Monterrey con la que, en 1682, Sor Juana despidió a su confesor (hallada en 1980); un final a la comedia La segunda Celestina, atribuido a Sor Juana, hallado en 1990; una Carta de Serafina de Cristo, posiblemente de Sor Juana, descubierta en 1960 y hecha pública en 1995, y otra versión de una Protesta de la fe que la monja parece haber redactado en 1694. Esta Protesta se dio a conocer en 1997.
    Gran parte del valor de estos nuevos textos está en su relación con el grueso de los escritos siempre conocidos de Sor Juana; el juego entre lo público y lo privado es el eje organizativo de Los guardaditos. Al explicar selección y ordenamiento de los ensayos, la introducción tal vez sea la mejor reseña de este volumen. En ella, y manifestando su interés por la historia novohispana y la biografía de Sor Juana, dice Poot Herrera que quiso hacer hincapié en los hallazgos recientes y, al mismo tiempo, considerar "cómo había vivido Sor Juana en el convento; o sea, ver sobre todo esa parte de clausura, de intimidad, respecto a la escritora y su creación". Inevitablemente, ver lo privado involucra lo público y oficial, que conlleva la amenaza y la realización de actos de censura. En los textos que siguen, la investigadora entrega lo que ha prometido: una visión de la escritora y su entorno que, mediante un detallismo intenso, revela la vocación de una arqueóloga de la literatura que del verso y la prosa obtiene evidencias que afinan la imagen borrosa de la monja, una visión opacada por los signos de interrogación que todavía penden sobre los estudios sorjuaninos.
    Los primeros seis ensayos y el penúltimo están directamente relacionados con las cuestiones de autoría inherentes a los escritos antes desconocidos y los que la crítica ha producido a partir de su descubrimiento. La mayor parte de lo que dice Poot Herrera al respecto se dedica a un examen minucioso de la Carta de Serafina de Cristo y las circunstancias de su producción; el erudito Elías Trabulse ha afirmado en diversos documentos que la carta es un borrón satírico de la famosa autodefensa que Sor Juana iba a redactar un mes después, en 1691: la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla). Sin entrar en el detallismo requerido para aseverar teorías verosímiles al respecto, cabe notar que la postura de Poot Herrera se muestra prudentemente flexible, vacilando entre autocuestionarse o aceptar la afirmación de Trabulse acerca de la autoría del texto; para la fecha de Los guardaditos, la investigadora deja entreabierta esa puerta, satisfecha por la velocidad con que la existencia del texto, escrito por quien fuera, aumenta el tableau dramático que rodeaba la publicación, meses atrás, de una controvertida carta de Sor Juana (la llamada Atenagórica, sobre cuestiones teológicas) y que colocó a la monja en el eje de un huracán de censuras y ?ahora lo sabemos gracias a laSerafina? de elogios también. Desde la perspectiva que tenemos hoy sobre aquel episodio podemos ver que, al perder la batalla por su derecho a expresarse públicamente sobre cuestiones teológicas, Sor Juana no fue a su destino sola: también terminó castigado un sacerdote que, dentro del propio convento de la monja, se había arriesgado a alabar a Sor Juana, precisamente por su agudeza teofilosófica y retórica.
    A este nuevo enfoque de debate crítico, la profesora Poot Herrera contribuye con importantes facetas. Aparte de resumir y ordenar datos dispersos, compara la Serafina con escritos conocidos de la monja y revela, persuasivamente, el interés particular de Sor Juana en los tópicos espirituales que más se vinculan al nombre de Serafina, lo cual fortalecería la teoría de Trabulse. A final de cuentas, sin embargo, la importancia fundamental del debate sobre autoría de la Serafina "es que demuestra que el campo sorjuanino sigue vivo, en pie y encaminado hacia nuevos hallazgos y diversidad de visión sobre obra y vida de la monja".
    Prueba magistral de la fuerza imperecedera de los estudios sorjuaninos es, en particular, el segundo ensayo de Los guardaditos, "Sor Juana y su mundo, tres siglos después" (primero publicado como introducción al volumen epónimo, editado por la misma Poot Herrera en 1995). El texto es un ejemplo inmejorable de la erudición, del espíritu filológico y de la voz personal de Sara Poot Herrera. En "Sor Juana y su mundo" se propone ver la situación de Sor Juana respecto a su clausura y la censura ejercida contra la monja y su obra.
    Otros dos ensayos y gran parte del último (el cual se puede leer a manera de conclusión del volumen) se dedican a la enumeración, descripción y glosa de muchos romances, una de las formas poéticas predilectas de Sor Juana. Otro aspecto de la labor filológica y biográfica de Poot Herrera es que estas lecturas cubren más de tres décadas de escritura e identifican datos que suelen considerarse autobiográficos. En la serie de artículos, la investigadora destaca los múltiples usos del romance, forma de versificación casi conversacional con un fuerte aspecto epistolar y una "presencia femenina" que se vincula a la veneración sorjuanina de la Virgen María y la amistad de la monja con virreinas y otras mujeres nobles, tanto en la Nueva España como en España y Portugal . Acertadamente, Poot Herrera observa que los romances de Sor Juana "son literal y metafóricamente archivos del tiempo" marcado por la monja desde su celda y, además, que "las anáforas de algunos romances, y sus estribillos son testimonios, repeticiones de la vida cotidiana". De hecho, los romances son "parte fundamental de la obra sorjuanina en los que se leen las circunstancias, los diálogos de la época, su cruce intertextual y contextual".
    En todos los ensayos de este volumen se fabrican discursos paralelos ?biográfico, autobiográfico y bibliográfico? entre matorrales de datos: nombres, siempre completos, reiterados; fechas precisas, completas y ordenadas cronológicamente (hazaña que por sí sola expone una mina de oro en el campo no solamente sorjuanino sino también novohispano); lugares, geográficamente situados en relación con otros sitios notables en el escenario novohispano; páginas y procedencia de manuscritos examinados y citados; datos bibliográficos exhaustivos y reiterados; enumeraciones continuas y precisas; series que incluyen toda posible permutación, e insistentes genealogías. La erudición de Los guardaditos y la voluntad detallista de su autora no dejan dato sin documentar. Editora y colaboradora de varias antologías de ensayos críticos sobre Sor Juana, Sara Poot Herrera funciona aquí como única autora, cuya mano en la tarea de redactar se manifiesta de la primera a la última página. Los guardaditos, como todas las colecciones que Poot ha traído a la luz, combina la disciplina técnica con la inclusividad filológica. La limpieza textual abre campo para el lector que quiera atravesar esta geografía semántica.
    Como si se diera cuenta de que tanto academicismo obliga a conceder un descanso, Poot Herrera nos regala juegos de palabras y otras frases felices. Para citar algunas, dice la profesora que Sor Juana "se supo la mejor de todos y supo que todos supieron que era la mejor" y, respecto a la Carta al padre Núñez con la que Sor Juana despide a su confesor, que la quería muerta al mundo, dice Poot Herrera: "pero Sor Juana estaba y era muy viva". Luego, respecto al texto privilegiado del segundo volumen de sus obras, dice también Poot Herrera que la controvertida Carta Atenagórica, la que da fin a la aventura escritural de la monja, "es corona de un libro y corona de espinas para su autora".
    Con razón se podría caracterizar la erudición de Sara Poot Herrera como un tipo único de lectura narrativizada, como una glosa fascinante de erudición ajena. Más que nada, podemos contar con que esta académica ha leído todo material disponible sobre el tema y que es capaz de ordenar infinitos detalles para destacar tensiones, tendencias y otras consecuencias antes no vislumbradas. En un sentido concreto, la autora narra una bibliografía que termina siendo elegante y a veces juguetonamente anotada. Para citar una instancia particularmente dramática, habría que ver su ensayo "La segunda Celestina: ¿de Salazar y Torres y Sor Juana?". Al reunir datos de todas las publicaciones existentes sobre el hallazgo del susodicho drama, Poot Herrera nos ofrece la bibliografía más inteligentemente anotada que se imagine o desee. Para decirlo de otra manera, el texto sobre La segunda Celestina es en sí una reseña crítica y provocadora, un "repaso de trabajos" que pone a nuestra disposición una cantidad de lecturas precisamente calibrada.
    En su conjunto, los textos que componen Los guardaditos de Sor Juana teatralizan la propia erudición y, al animar así los hechos enterrados en bibliotecas, incorporan a una Sor Juana a la que podemos ver actuar, más brillante que nunca, como estrella de un drama trascendental, algo así como la figura exageradamente grande de la Marina representada en los Lienzos de Tlaxcala como la fuerza reinante del conflicto entre poderes europeos y americanos. Habiendo sacado de los pliegues de su hábito los "guardaditos" que atesoraba la monja, Poot Herrera magnifica la importancia del rol de aquélla en la vida novohispana. No es ya simplemente la heroína desde siempre reconocida de las letras barrocas, ni sólo la víctima feminista de la misoginia, sino también jugadora hábil y osada en las partidas socioculturales de su momento, contiendas cuyas reglas ella se atrevía a cuestionar, aun a sabiendas de que las consecuencias podrían ser fatales.
    En uno de sus observadores más perspicaces ?es decir, en Sara Poot Herrera?, vemos a una cabalista que invoca los mágicos poderes de cifras y hechos para sacar vida a los muertos. Los lectores de Poot Herrera deben ser tan pacientes con su erudición como a su vez Sor Juana lo tenía que ser con los conspiradores que maniobraban su destino. Pero si nosotros, lectores tanto de Poot Herrera como de Sor Juana, nos valemos de tal paciencia, seremos premiados con una visión que otras obras no nos dan de la erudita inmortal del México virreinal, genio y heroína popular que sigue declamando en el teatro de nuestra imaginación.

    Fuente: 
    Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2000/08/20/sem-libros.html 

    Sor Juana: poesía que libera


    Sor Juana: poesía que libera
    José Cueli
    G
    uarda Sor Juana Inés de la Cruz, como venerable reliquia del arte, un eco del pasado conventual que en la literatura tuvo su religión más pura. Poesía con suavidad de clavicordio que nos acerca a la armonía suprema del más allá.
    La escritura de Sor Juana está vestida de ricas sedas, valiosas incrustaciones y sonidos de finas maderas. Espejos que nos recuerdan las posibilidades de la mujer de saltar las bardas de la opresión mediante su imaginación y creatividad.
    La poesía de Sor Juana está labrada de airosos movimientos que despiden sonidos que no pueden profanarse como su palabra. Música de clavicordio, relicario de las musas graves, irónicas o espirituales. Es su poesía música que duerme al rumor de su ternura y el perfume de sus versos, y le imprime la huella de su feminidad al son de la clave. Mientras entran en éxtasis sus lectores.
    La poesía con música de clavicordio de Sor Juana es ella misma, al igual que la suavidad y tersura con la que se desliza su escritura. No cambian más que las palabras e imágenes, la música es siempre letanía interior cantada con el eco inconfundible de su escritura interna, conventual.
    Su clasicismo, piadoso como un espejo, nos devuelve la imagen que ayuda a recordar las imágenes anteriores en la hora melancólica de la tarde.
    La poesía de la Décima Musa es evocadora de lo clásico, de lo perfecto y de lo acabado, remata con claridad cada verso. La ausencia que vive al escaparse las imágenes, entre las que se le fue la vida.
    Su poesía es entrega, sin artificios ni engaños. Rimas que surgen de sus huellas más arcaicas, a las que busca con tranquilidad pero a la vez con pasión, y le encienden la piel con las tenues notas cristalinas de su rezo, arrullo de cuna.
    En su poesía clásica hay una historia de amor nunca actuada. En ella tiene su escritura el mejor medio de expresión.
    La base de su música de clavicordio, suavidad y misterio que descubren su finísima fragancia que le arrancan un eco casi imperceptible de su pasado y su proyecto al futuro, en una poesía universal.
    Historia ligada a la armonía de las imágenes que se vuelven escritura, al margen del convento, en los márgenes de la piel de su cuerpo religioso.
    Sor Juana Inés de la Cruz murió en 1695, durante una epidemia; pero fue la palabra la que dio libertad a su alma.
    Fuente: La Jornada

    3 de febrero de 2013

    Sor Juana Inés de la Cruz: décima Musa del siglo XXI

     Sor Juana Inés de la Cruz: décima Musa del siglo XXI

    9 de diciembre de 2012

    Linda Egan, sólo para sorjuanistas

    Sara Poot Herrera, 
    Los guardaditos de Sor Juana,
    UNAM, Textos de Difusión Cultural,
    México, 1999.
     La Jornada Semanal, 20 de agosto del 2000


    En Los guardaditos de Sor Juana, Sara Poot Herrera indaga en novedosas investigaciones acerca de la más destacada figura del México colonial. Su libro reúne trece ensayos en torno a una serie de cartas y ensayos que la investigadora caracteriza como "guardaditos" o escritos que la monja barroca no soltó para la circulación pública. Estas cartas y poesías, algunas todavía no atribuibles incontestablemente a Sor Juana, no salieron en las diversas ediciones de su obra que se hicieron antes y poco después de la muerte de la monja. En el caso de Los guardaditos de la profesora Poot Herrera, los textos individualmente representan capítulos de un drama sociopolítico y literario que, al publicarse en su mayoría entre 1995 y 1999, contribuyeron al desarrollo de tópicos críticos que iban surgiendo alrededor de nuevos hallazgos en el campo sorjuanino. El conjunto de estos artículos, ahora en forma de libro, deja ver con mayor claridad aún y una perspectiva global, la red de relaciones entre documentos y personajes que la investigadora destaca. Poot Herrera nos permite entrever causas y efectos que antes parecían más enigmáticos.
    En primera instancia estos ensayos enumeran, describen, fechan y, con abundancia y precisión filológicas, glosan cinco descubrimientos que ahora amplían la obra de Sor Juana y los estudios sobre ella: un soneto desconocido hasta 1964; unos Enigmas escritos para monjas en Portugal, publicados en 1968; la llamada Carta de Monterrey con la que, en 1682, Sor Juana despidió a su confesor (hallada en 1980); un final a la comedia La segunda Celestina, atribuido a Sor Juana, hallado en 1990; una Carta de Serafina de Cristo, posiblemente de Sor Juana, descubierta en 1960 y hecha pública en 1995, y otra versión de una Protesta de la fe que la monja parece haber redactado en 1694. Esta Protesta se dio a conocer en 1997.
    Gran parte del valor de estos nuevos textos está en su relación con el grueso de los escritos siempre conocidos de Sor Juana; el juego entre lo público y lo privado es el eje organizativo deLos guardaditos. Al explicar selección y ordenamiento de los ensayos, la introducción tal vez sea la mejor reseña de este volumen. En ella, y manifestando su interés por la historia novohispana y la biografía de Sor Juana, dice Poot Herrera que quiso hacer hincapié en los hallazgos recientes y, al mismo tiempo, considerar "cómo había vivido Sor Juana en el convento; o sea, ver sobre todo esa parte de clausura, de intimidad, respecto a la escritora y su creación". Inevitablemente, ver lo privado involucra lo público y oficial, que conlleva la amenaza y la realización de actos de censura. En los textos que siguen, la investigadora entrega lo que ha prometido: una visión de la escritora y su entorno que, mediante un detallismo intenso, revela la vocación de una arqueóloga de la literatura que del verso y la prosa obtiene evidencias que afinan la imagen borrosa de la monja, una visión opacada por los signos de interrogación que todavía penden sobre los estudios sorjuaninos.
    Los primeros seis ensayos y el penúltimo están directamente relacionados con las cuestiones de autoría inherentes a los escritos antes desconocidos y los que la crítica ha producido a partir de su descubrimiento. La mayor parte de lo que dice Poot Herrera al respecto se dedica a un examen minucioso de la Carta de Serafina de Cristo y las circunstancias de su producción; el erudito Elías Trabulse ha afirmado en diversos documentos que la carta es un borrón satírico de la famosa autodefensa que Sor Juana iba a redactar un mes después, en 1691: la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla). Sin entrar en el detallismo requerido para aseverar teorías verosímiles al respecto, cabe notar que la postura de Poot Herrera se muestra prudentemente flexible, vacilando entre autocuestionarse o aceptar la afirmación de Trabulse acerca de la autoría del texto; para la fecha de Los guardaditos, la investigadora deja entreabierta esa puerta, satisfecha por la velocidad con que la existencia del texto, escrito por quien fuera, aumenta el tableau dramático que rodeaba la publicación, meses atrás, de una controvertida carta de Sor Juana (la llamada Atenagórica, sobre cuestiones teológicas) y que colocó a la monja en el eje de un huracán de censuras y ?ahora lo sabemos gracias a laSerafina? de elogios también. Desde la perspectiva que tenemos hoy sobre aquel episodio podemos ver que, al perder la batalla por su derecho a expresarse públicamente sobre cuestiones teológicas, Sor Juana no fue a su destino sola: también terminó castigado un sacerdote que, dentro del propio convento de la monja, se había arriesgado a alabar a Sor Juana, precisamente por su agudeza teofilosófica y retórica.
    A este nuevo enfoque de debate crítico, la profesora Poot Herrera contribuye con importantes facetas. Aparte de resumir y ordenar datos dispersos, compara la Serafina con escritos conocidos de la monja y revela, persuasivamente, el interés particular de Sor Juana en los tópicos espirituales que más se vinculan al nombre de Serafina, lo cual fortalecería la teoría de Trabulse. A final de cuentas, sin embargo, la importancia fundamental del debate sobre autoría de la Serafina "es que demuestra que el campo sorjuanino sigue vivo, en pie y encaminado hacia nuevos hallazgos y diversidad de visión sobre obra y vida de la monja".
    Prueba magistral de la fuerza imperecedera de los estudios sorjuaninos es, en particular, el segundo ensayo de Los guardaditos, "Sor Juana y su mundo, tres siglos después" (primero publicado como introducción al volumen epónimo, editado por la misma Poot Herrera en 1995). El texto es un ejemplo inmejorable de la erudición, del espíritu filológico y de la voz personal de Sara Poot Herrera. En "Sor Juana y su mundo" se propone ver la situación de Sor Juana respecto a su clausura y la censura ejercida contra la monja y su obra.
    Otros dos ensayos y gran parte del último (el cual se puede leer a manera de conclusión del volumen) se dedican a la enumeración, descripción y glosa de muchos romances, una de las formas poéticas predilectas de Sor Juana. Otro aspecto de la labor filológica y biográfica de Poot Herrera es que estas lecturas cubren más de tres décadas de escritura e identifican datos que suelen considerarse autobiográficos. En la serie de artículos, la investigadora destaca los múltiples usos del romance, forma de versificación casi conversacional con un fuerte aspecto epistolar y una "presencia femenina" que se vincula a la veneración sorjuanina de la Virgen María y la amistad de la monja con virreinas y otras mujeres nobles, tanto en la Nueva España como en España y Portugal . Acertadamente, Poot Herrera observa que los romances de Sor Juana "son literal y metafóricamente archivos del tiempo" marcado por la monja desde su celda y, además, que "las anáforas de algunos romances, y sus estribillos son testimonios, repeticiones de la vida cotidiana". De hecho, los romances son "parte fundamental de la obra sorjuanina en los que se leen las circunstancias, los diálogos de la época, su cruce intertextual y contextual".
    En todos los ensayos de este volumen se fabrican discursos paralelos ?biográfico, autobiográfico y bibliográfico? entre matorrales de datos: nombres, siempre completos, reiterados; fechas precisas, completas y ordenadas cronológicamente (hazaña que por sí sola expone una mina de oro en el campo no solamente sorjuanino sino también novohispano); lugares, geográficamente situados en relación con otros sitios notables en el escenario novohispano; páginas y procedencia de manuscritos examinados y citados; datos bibliográficos exhaustivos y reiterados; enumeraciones continuas y precisas; series que incluyen toda posible permutación, e insistentes genealogías. La erudición de Los guardaditos y la voluntad detallista de su autora no dejan dato sin documentar. Editora y colaboradora de varias antologías de ensayos críticos sobre Sor Juana, Sara Poot Herrera funciona aquí como única autora, cuya mano en la tarea de redactar se manifiesta de la primera a la última página. Los guardaditos, como todas las colecciones que Poot ha traído a la luz, combina la disciplina técnica con la inclusividad filológica. La limpieza textual abre campo para el lector que quiera atravesar esta geografía semántica.
    Como si se diera cuenta de que tanto academicismo obliga a conceder un descanso, Poot Herrera nos regala juegos de palabras y otras frases felices. Para citar algunas, dice la profesora que Sor Juana "se supo la mejor de todos y supo que todos supieron que era la mejor" y, respecto a la Carta al padre Núñez con la que Sor Juana despide a su confesor, que la quería muerta al mundo, dice Poot Herrera: "pero Sor Juana estaba y era muy viva". Luego, respecto al texto privilegiado del segundo volumen de sus obras, dice también Poot Herrera que la controvertida Carta Atenagórica, la que da fin a la aventura escritural de la monja, "es corona de un libro y corona de espinas para su autora".
    Con razón se podría caracterizar la erudición de Sara Poot Herrera como un tipo único de lectura narrativizada, como una glosa fascinante de erudición ajena. Más que nada, podemos contar con que esta académica ha leído todo material disponible sobre el tema y que es capaz de ordenar infinitos detalles para destacar tensiones, tendencias y otras consecuencias antes no vislumbradas. En un sentido concreto, la autora narra una bibliografía que termina siendo elegante y a veces juguetonamente anotada. Para citar una instancia particularmente dramática, habría que ver su ensayo "La segunda Celestina: ¿de Salazar y Torres y Sor Juana?". Al reunir datos de todas las publicaciones existentes sobre el hallazgo del susodicho drama, Poot Herrera nos ofrece la bibliografía más inteligentemente anotada que se imagine o desee. Para decirlo de otra manera, el texto sobre La segunda Celestina es en sí una reseña crítica y provocadora, un "repaso de trabajos" que pone a nuestra disposición una cantidad de lecturas precisamente calibrada.
    En su conjunto, los textos que componen Los guardaditos de Sor Juana teatralizan la propia erudición y, al animar así los hechos enterrados en bibliotecas, incorporan a una Sor Juana a la que podemos ver actuar, más brillante que nunca, como estrella de un drama trascendental, algo así como la figura exageradamente grande de la Marina representada en los Lienzos de Tlaxcala como la fuerza reinante del conflicto entre poderes europeos y americanos. Habiendo sacado de los pliegues de su hábito los "guardaditos" que atesoraba la monja, Poot Herrera magnifica la importancia del rol de aquélla en la vida novohispana. No es ya simplemente la heroína desde siempre reconocida de las letras barrocas, ni sólo la víctima feminista de la misoginia, sino también jugadora hábil y osada en las partidas socioculturales de su momento, contiendas cuyas reglas ella se atrevía a cuestionar, aun a sabiendas de que las consecuencias podrían ser fatales.
    En uno de sus observadores más perspicaces ?es decir, en Sara Poot Herrera?, vemos a una cabalista que invoca los mágicos poderes de cifras y hechos para sacar vida a los muertos. Los lectores de Poot Herrera deben ser tan pacientes con su erudición como a su vez Sor Juana lo tenía que ser con los conspiradores que maniobraban su destino. Pero si nosotros, lectores tanto de Poot Herrera como de Sor Juana, nos valemos de tal paciencia, seremos premiados con una visión que otras obras no nos dan de la erudita inmortal del México virreinal, genio y heroína popular que sigue declamando en el teatro de nuestra imaginación.

    Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2000/08/20/sem-libros.html

    Sor Juana, poesía que libera


    José Cueli- Viernes 15 de mayo de 2009 
    G
    uarda Sor Juana Inés de la Cruz, como venerable reliquia del arte, un eco del pasado conventual que en la literatura tuvo su religión más pura. Poesía con suavidad de clavicordio que nos acerca a la armonía suprema del más allá.
    La escritura de Sor Juana está vestida de ricas sedas, valiosas incrustaciones y sonidos de finas maderas. Espejos que nos recuerdan las posibilidades de la mujer de saltar las bardas de la opresión mediante su imaginación y creatividad.
    La poesía de Sor Juana está labrada de airosos movimientos que despiden sonidos que no pueden profanarse como su palabra. Música de clavicordio, relicario de las musas graves, irónicas o espirituales. Es su poesía música que duerme al rumor de su ternura y el perfume de sus versos, y le imprime la huella de su feminidad al son de la clave. Mientras entran en éxtasis sus lectores.
    La poesía con música de clavicordio de Sor Juana es ella misma, al igual que la suavidad y tersura con la que se desliza su escritura. No cambian más que las palabras e imágenes, la música es siempre letanía interior cantada con el eco inconfundible de su escritura interna, conventual.
    Su clasicismo, piadoso como un espejo, nos devuelve la imagen que ayuda a recordar las imágenes anteriores en la hora melancólica de la tarde.
    La poesía de la Décima Musa es evocadora de lo clásico, de lo perfecto y de lo acabado, remata con claridad cada verso. La ausencia que vive al escaparse las imágenes, entre las que se le fue la vida.
    Su poesía es entrega, sin artificios ni engaños. Rimas que surgen de sus huellas más arcaicas, a las que busca con tranquilidad pero a la vez con pasión, y le encienden la piel con las tenues notas cristalinas de su rezo, arrullo de cuna.
    En su poesía clásica hay una historia de amor nunca actuada. En ella tiene su escritura el mejor medio de expresión.
    La base de su música de clavicordio, suavidad y misterio que descubren su finísima fragancia que le arrancan un eco casi imperceptible de su pasado y su proyecto al futuro, en una poesía universal.
    Historia ligada a la armonía de las imágenes que se vuelven escritura, al margen del convento, en los márgenes de la piel de su cuerpo religioso.
    Sor Juana Inés de la Cruz murió en 1695, durante una epidemia; pero fue la palabra la que dio libertad a su alma.

    Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2009/05/15/opinion/a05a1culLa Jornada

    24 de agosto de 2012

    Exhibe su obra el artista Hermann Weber por primera vez en México


    El artista alemán Hermann Weber exhibe su obra titulada Yo, la peor de todas.ESPECIAL
    • El creador muestra una serie de retratos de Sor Juana Inés de la Cruz

    CIUDAD DE MÉXICO.-  El artista alemán Hermann Weber exhibe su obra titulada "Yo, la peor de todas" por primera vez en México, la cual está integrada por 23 piezas en técnica mixta sobre papel.  

    En la muestra se encuentran 19 obras que abordan aspectos de la vida de la poeta Sor Juana Inés de la Cruz, y cuatro se centran en el tema de la muerte.  

    Esta selección de retratos fue inaugurada hoy en la Galería de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

    La admiración que tiene el artista y profesor de la Academia del Estado deBellas Artes, en Karlsruhe, Alemania, hacia la Décima Musa, hizo que realizara esta serie donde la monja jerónima del siglo XVII es la figura central.

    Otro tema que Hermann Weber realza es la reinterpretación que le da a la firma del documento en el que Sor Juana abjura de la escritura y la literatura, para dedicarse a su vocación espiritual.  

    Con la fusión de elementos que insinúan las diferentes culturas, el creador muestra una serie de retratos contemporaneizados de la poeta que aluden a las transfiguraciones de un mismo rostro metamorfoseado por el tiempo y el espacio.

    Weber, quien ha realizado exposiciones colectivas e individuales en Alemania y en el extranjero, ofrece una recontextualización de la imagen alegórica de la muerte en México, que evidencía la potencialidad de la interpretación, como medio de exploración artística

    CRÉDITOS:

     NTX / ALZLOct-22 19:38 hrs

    Fuente:http://www.informador.com.mx/cultura/2009/147921/6/exhibe-su-obra-el-artista-hermann-weber-por-primera-vez-en-mexico.htm

    31 de julio de 2012

    El medallón de Sor Juana, el periplo de una pieza codiciada

    Fuente: Periódico "El Universal" en http://www.eluniversal.com.mx/cultura/66212.html

    El Museo Legislativo conserva desde 1995 el antiguo pectoral que perteneció a la Décima Musa y que Margarita López Portillo se había negado a devolver


    “DONACIÓN”. En noviembre de 1995, el pectoral de sor Juana fue entregado por Margarita López Portillo (derecha) a Patricia Moisén, directora del Museo Legislativo (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

    Viernes 26 de agosto de 2011Abida Ventura | El Universalabida.ventura@eluniversal.com.mx



    El próximo 12 de noviembre, la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) abrirá en sus instalaciones un proyecto que recreará la celda de la poeta mexicana. Pero entre las piezas históricas y arqueológicas que darán a conocer la obra y el contexto histórico de la vida de la Décima Musa faltará una pieza clave: el medallón de carey que la poeta luce en sus retratos.
    Esta histórica pieza, que ayudó al antropólogo físico Arturo Romano Pacheco a deducir que el esqueleto hallado en el subsuelo del coro bajo de la Iglesia del Ex Convento de San Jerónimo en noviembre de 1978 se trataba de los restos de la Décima Musa, vivió un largo y polémico periplo hasta su llegada al Museo Legislativo Sentimientos de la Nación, donde ahora se localiza.
    Lo que queda de ese medallón, “de forma ovalada, preparado en carey y de color café traslúcido”, se encuentra a la vista del público en una vitrina que corresponde a una sección denominada “Principios Coloniales”, con una placa descriptiva en la que se lee: “base de carey de un escudo, encontrado junto con la osamenta que se atribuye a la ilustre escritora sor Juana Inés de la Cruz”.
    Ese medallón, que contenía la imagen de “La Asunción”, fue entregado en noviembre de 1995, cuando se conmemoraron los 300 años del fallecimiento de la monja jerónima, y cuando también se decidió poner con letras de oro, en el muro de honor del salón de sesiones del Palacio Legislativo, el nombre de sor Juana Inés de la Cruz, cuenta en entrevista Patricia Moisén Lechuga, directora del Museo Legislativo.
    Moisén Lechuga, quien recibió la pieza de manos de la señora Margarita López Portillo el 14 de noviembre de 1995, asegura que el medallón llegó a ese recinto a petición de los legisladores, quienes reclamaron que no debía estar en manos de particulares, pues hasta entonces había permanecido bajo el resguardo de la señora López Portillo, hermana del ex presidente José López Protillo, ya que fue la “promotora del rescate del ex convento de San Jerónimo”, donde ahora se localiza la Universidad del Claustro de Sor Juana.
    “Los términos en que fueron entregados no los sé muy bien, pero recuerdo que fue un acuerdo entre toda la Cámara de que se pusieran las letras de oro, que se entregara el medallón y que se hiciera una ceremonia conmemorativa”, recuerda Moisén Lechuga, mientras muestra el contrato de depósito por el que el Instituto de Antropología e Historia (INAH) entregó el medallón a la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión para que fuera exhibido en el Museo Legislativo.
    De acuerdo con las notas publicadas en EL UNIVERSAL, el 15 de noviembre de 1995, un día después de la entrega del medallón, Margarita López Portillo accedió a la entrega del medallón tras tenerlo bajo su propiedad durante ocho años, ya que sólo de esa forma estaría seguro y porque en ese entonces el claustro estaba en remodelación.
    “Esas cosas son de propiedad mía, yo las pagué, pero hubo cosas difíciles y prefiero no hablar de ellas”, declararía López Portillo al reportero al ser cuestionada por qué no había dejado el pectoral en el claustro. En seguida, la misma López Portillo se contradecía diciendo que nunca había sido de ella, sino del pueblo y de todo México: “Este medallón pertenece a México y a él lo entrego con mi mayor emoción y respeto”, dijo al momento de que la pieza fue entregada al museo.
    A casi 16 años de que ese medallón fue entregado al Museo Legislativo, el antropólogo Arturo Romano Pacheco, quien hasta ahora se había negado a hablar sobre el medallón, declara que Margarita López Portillo se quedó con la pieza por mucho tiempo, a pesar de que él le insistió que lo devolviera.
    “Ella me lo pidió prestado varias veces y al final se lo quedó. En ese entonces yo me metí en muchos problemas con mis jefes, pero qué podía yo hacer, finalmente era la hermana del presidente”, confiesa Romano Pacheco.
    Solicitan su regreso
    Tal como cuando el medallón fue entregado al Museo Legislativo, Carmen Beatriz López-Portillo, actual rectora del Claustro de Sor Juana y sobrina de Margarita López Portillo, manifiesta su interés para que el medallón regrese al lugar donde fue hallado y donde, dice, debe permanecer.
    Durante la presentación de las actividades para festejar los 360 años del nacimiento de la Décima Musa, Carmen Beatriz expresó que ahora “sería un buen momento para que el Palacio Legislativo lo regrese”.
    Pero para Moisén Lechuga la entrega del medallón al Museo Legislativo fue una buena decisión, pues está exhibido al público. “Aquí llegan muchos visitantes, en lugar de que lo tuviera la señora López Portillo en su Universidad o que estuviera guardado”, dice.
    “La idea en este museo es que todas las piezas tengan difusión, aquí el medallón se encuentra muy bien resguardado y accesible al público”, dice y asegura que la pieza cuenta con un seguro particular que lo protege de cualquier incendio o terremoto.
    A diferencia de esta pieza, las cuentas de ébano que formaban el rosario que también acompañaba los supuestos restos de la monja y que permanecen bajo el resguardo de la Universidad del Claustro de Sor Juana, no pueden ser exhibidos por su estado de deterioro. “Están hechas prácticamente polvo y lo que queda está integrado a los restos”, aseguró Carmen López Portillo.
    Pero la autenticidad de estas piezas históricas están a merced de los estudios de ADN que un grupo de investigadores del Cinvestav realizan a los restos de la poetisa mexicana, cuyos resultados ayudarán a determinar si los restos óseos hallados en 1978 pertenecen o no a sor Juana Inés de la Cruz.

    17 de julio de 2012

    Sor Juana en 360 grados

    360 años cumple la gran poeta novohispana que es ‘para nosotros una presencia más pura, más entrañable y corpórea que todo este presente de amargura y de mezquindad’
    • Foto: Vanguardia/ Especial
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    A la memoria del poeta
    Tomás Segovia

    Mira la fiera borrasca
    que pasa en el mar del pecho,
    donde zozobran, turbados,
    mis confusos pensamientos.
    Sor Juana Inés de la Cruz

    Te juro que estoy mirándote
    Fuera de este poema
    Donde corro contigo
    Abrazado a un impulso y ciego a toda meta]
    Tomás Segovia

    12 de febrero de 2012

    Viaje al mundo de la décima musa





    El periódico El Universal público una galería animada dedica a la sor Juana. Para acceder a este especial multimedia favor de dar un click sobre la siguiente imagen:


    Tras la pista de una musa


    Tras la pista de una musa

    El Claustro de Sor Juana es refugio de jóvenes estudiantes, del arte y la gastronomía, del recuerdo de una poetisa y de gatos conchudos
    CELDA. Audiovisual que muestra la vida de la poetisa(Foto: Ramón Romero / EL UNIVERSAL )

    2 de febrero de 2012

    Sor Juana, un boom literario


    Sor Juana, un boom literario

    Según Mónica Lavín, la vida y obra de la escritora aún seduce a quienes se acercan a ella










    Enigma. Sor Juana no dejó detalles sobre su vida privada (Foto: Archivo/ELUNIVERSAL Fuente:http://www.eluniversal.com.mx/notas/711609.html

    MÉXICO | Domingo 26 de septiembre de 2010EFE | El Universal

    18 de diciembre de 2011

    Primero sueño y su "misteriosa seducción"

    Publicado en: Periódico La Jornada
    Domingo 9 de mayo de 2010


    • El canal transmitirá la versión electrónica del montaje Puesta en abismo de Jesusa Rodríguez
    • Primero sueño y su misteriosa seducción, hoy, por TV UNAM
    • La creadora tardó 15 años en armar la obra del poema de Sor Juana
    • Ahora se vale del vídeo, porque los jóvenes están más acostumbrados a la imagen que a la lectura, señaló
    Foto
    Desde la izquierda, la artista escénica Jesusa Rodríguez; el coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, Sealtiel Alatriste, y Carmen Beatriz López-Portillo Romano, directora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, durante la presentación del programaFoto Carlos Ramos Mamahua
    Ángel Vargas
    Periódico La Jornada
    Domingo 9 de mayo de 2010, p. 2
    Para muchos, Primero sueño, de Sor Juana Inés de la Cruz, es el texto cumbre de la poesía mexicana. Otros lo ponderan por ser el poema más íntimo, el más personal, el más revelador de la autora. Hay también quienes alaban el enigma que yace detrás de él, sumisteriosa seducción.
    Entre este último grupo se encuentra la creadora escénica Jesusa Rodríguez, quien ha propuesto una forma distinta y dinámica de acercarse a esa obra cumbre de la Décima Musa, mediante la pieza teatral Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. Puesta en abismo de Jesusa Rodríguez.
    Presentado en diversas universidades de Estados Unidos e Iberoamérica, este montaje llega ahora al formato audiovisual merced a un programa producido por TV UNAM, el cual será transmitido este domingo, a las 21 horas, por la emisora universitaria (Canal 255 del sistema Sky y en 600 ciudades del país a través de los sistemas locales de cable).
    Un año de trabajo de bordado muy fino requirió esta versión electrónica de dicha pieza teatral, que en opinión de Jesusa Rodríguez podría ser de gran utilidad para acercar al gran público a la escritura de la monja jerónima.
    Este programa puede ser una herramienta útil para mucha gente que tuvo que leer a fuerza ese poema; puede ayudarles a entenderlo. Sobre todo lo planeamos como herramienta para quien quiera recibir esta herencia única que nos dejó Sor Juana: este poema tan sorprendente e infinito, tan imposible de comprender y aprender, de tener en sí; siempre da sorpresas, siempre es nuevo, señaló la creadora.
    Acercar a la palabra
    Durante la presentación a la prensa de la mencionada emisión televisiva, efectuada la noche del viernes en la Universidad del Claustro de Sor Juana, Jesusa Rodríguez explicó que uno de los principales propósitos de este proyecto consiste en acercar la obra de la escritora mexicana a los estudiantes y al público joven.
    De allí que para su concreción solicitó y recibió apoyo de diversas universidades de Estados Unidos, entre ellas la de Nueva York, la del Sur de California y la Universidad de California en Los Ángeles, así como de la Fundación Ford.
    Uno de los principales intereses es difundir este trabajo en las universidades; sostuvo: “Nos topamos hoy día con que los jóvenes están más acostumbrados a la imagen que a la lectura, que a la palabra misma.
    La idea de este video es llevarlo a las aulas, utilizarlo como herramienta para que se le quite el miedo a los jóvenes o a cualquier persona de hincarle el diente a este poema.
    De acuerdo con la actriz, la lectura del poema Primero sueño representa inicialmente gran dificultad, pero conforme se avanza en sus 975 versos “el misterio crece al punto que se vuelve tan seductor que ya no puede uno deshacerse de su seducción.
    Quizás lo más maravilloso, diría Luis Buñuel, es el respeto al misterio, que termina siendo la gran experiencia de este poema; (nos enseña) que si algo que hay respetar en la vida es el misterio.
    Ya antes, con motivo de la presentación de la puesta en abismo en el festival de Cuenca, España, el pasado 30 de marzo, Jesusa Rodríguez aclaró que si algo deja en claro la Décima Musa en Primero Sueño es que la única batalla que vale la pena dar es la del conocimiento.
    Ésa (batalla) la sabemos perdida de antemano; creo que ese mensaje de Sor Juana anula todas las guerras, toda la violencia; para qué nos peleamos, si de todas maneras no entendemos nada. Pero el anhelo de conocimiento y querer entender es lo que nos hace humanos.
    La rectora del Claustro de Sor Juana, Carmen Beatriz López- Portillo, subrayó que la idea de este osado proyecto de la también directora teatral tuvo su simiente en la sede de esa institución educativa, el ex Convento de San Jerónimo, hogar de la poeta hasta el final de su vida.
    Admiramos que Jesusa haya aprendido de memoria los 975 versos del poema, es un acto de amor. Su lectura es inteligente y creativa, dijo la académica, quien sostuvo que Sor Juana no sólo vivió su época, sino la creó.
    La creó en la intimidad de su claustro y de su celda; la creó con la mirada, con la palabra, con el silencio y la ausencia, con el coraje y la sonrisa sátira de quien ve más allá de su tiempo, agregó.
    Obra que linda con el infinito
    Sor Juana se nos muestra otra, la mujer que no abdica, que supo jugar la retórica de su época, que supo hacer de la poesía y de su pensamiento las armas de un espíritu digno y dignificar el derecho a la palabra, a la verdad, a la tolerancia, a la diferencia. El eje de la vida de Sor Juana y de su obra fue la defensa de la libertad.
    Carmen Beatriz López-Portillo citó a Octavio Paz para asegurar que Primero sueño, de Sor Juana, así como el grabado Melancolía, de Alberto Durero,son obras que espiritualmente colindan con lo infinito; lo no dicho es parte esencial de su misteriosa seducción.
    Un aspecto a subrayar es que estapuesta en abismo de el sueño de Sor Juana tomó a Jesusa Rodríguez 15 años de preparación, tiempo en el que memorizó ese extenso poema, el único, a decir de su autora, que fue escrito por gusto y no obedeciendo a un encargo.
    El programa de televisión de Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. Puesta en abismo de Jesusa Rodríguezcuenta con música original de la compositora mexicana Marcela Rodríguez, así como con la participación de la soprano Lourdes Ambriz. Además del domingo, será retransmitido el jueves 13 de abril, a las 21 horas por TV UNAM.

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